Increíblemente, en tan solo 15 años, nuestra especie logró entender (de forma general) y secuenciar los extensos códigos genéticos que están presentes en forma de ADN, en todas y cada una de las células de nuestro cuerpo. El ADN define y compone lo que somos.

En 1990 (hace unos mal contados 20 años), un grupo de valientes científicos se reunió para sumergirse en una de las más intrépidas cruzadas: entender el genoma humano. El proyecto se llamó (con un gran brote de creatividad) "Genoma humano".

Durante 15 años los más grandes científicos estuvieron "encerrados" intentando solucionar el problema de determinar que bases químicas componen nuestro ADN. Pero tomemos un segundo de nuestro tiempo y pensemos ¿qué hubiera sido de estos intrépidos hombres (no me refiero al género) si no hubieran tenido computadores? Hoy en día, sorprendentemente en unos 3200 Mb (3.2 Gb, poco menos de un DVD) podemos cargar a un "ser humano". De forma extraña, organismos mucho más simples como la mosca de la fruta (organismo eucariota) tienen más del doble de genes que el ser humano! Pero ¿cómo hemos llegado a tales avances?, la respuesta es gracias al desarrollo de la computación. Imaginen a este puñado de científicos analizando la extensa cadena genética que ocupa casi el tamaño de un DVD, pasaría más de un siglo y no lograríamos tener ni el 1% del conocimiento que tenemos actualmente sobre el genoma humano. Complejos y optimizados algoritmos analizaban la misteriosa esencia del ser humano, buscando patrones y mutaciones, intentando entender la azarosa e intrincada cartografía genética, llegando a sorprendentes resultados como que el 35% del genoma humano es repetido y se conoce como ADN basura, o que el ADN del ser humano es un 98% idéntico al del chimpancé! (fuerte golpe a los opositores de la evolución), o que el 99.99% del código genético de todas las personas es igual al resto de los seres humanos.

El ser humano, valiéndose de su más brillante invento, ha logrado lo que parecía imposible: entender de qué y cómo está compuesto.